Vacuna del moquillo para perros cachorros: Calendario completo y recomendaciones
El moquillo no espera. El virus está presente en el ambiente, en otros perros, e incluso en la fauna silvestre, y puede transmitirse con facilidad a través del aire, las secreciones y los objetos contaminados. Por eso, la vacunación temprana no es una opción: es una prioridad absoluta.
La vacunación es la herramienta más eficaz para proteger a los cachorros del moquillo canino. Esta enfermedad, altamente contagiosa y potencialmente mortal, puede afectar incluso a los perros más jóvenes en sus primeras semanas de vida si no cuentan con inmunidad adecuada. Un plan de vacunación bien diseñado, aplicado en el momento correcto, marca la diferencia entre un cachorro sano y uno vulnerable a infecciones devastadoras.
Información importante

¿Por qué es tan importante vacunar desde cachorro?
Durante las primeras semanas de vida, los cachorros dependen de los anticuerpos que reciben de la madre a través del calostro. Esta inmunidad pasiva ofrece cierta protección inicial, pero disminuye progresivamente entre la cuarta y la doceava semana. En este periodo de transición, el cachorro se encuentra en una fase crítica: su sistema inmune aún no es completamente funcional, pero los anticuerpos maternos ya no son suficientes para detener una infección activa.
Aquí es donde entra la vacuna. Aplicarla en el momento adecuado permite que el cachorro desarrolle su propia inmunidad activa, protegiéndolo de futuras exposiciones al virus. Retrasar la vacunación o seguir un calendario incompleto puede dejar una ventana peligrosa en la que el cachorro está completamente desprotegido.
Edad recomendada para iniciar el esquema vacunal
El protocolo habitual de vacunación contra el moquillo comienza entre las seis y ocho semanas de edad. En cachorros de alto riesgo, como aquellos que viven en refugios, albergues o zonas con alta circulación del virus, se puede considerar una aplicación aún más temprana mediante vacunas intranasales a partir de las dos semanas, especialmente si la madre no estaba vacunada correctamente.
A partir del inicio del esquema, se deben aplicar refuerzos cada tres o cuatro semanas, hasta que el cachorro tenga entre dieciséis y veinte semanas. La última dosis es crucial, ya que debe administrarse cuando la inmunidad materna ya no interfiere, generalmente después de las catorce semanas. Este refuerzo final es el que permite consolidar la inmunidad activa y proteger al cachorro a largo plazo.

Tipo de vacuna y cómo actúa en el organismo
La vacuna contra el moquillo suele formar parte de un esquema combinado, conocido como DAPP, DA2PP o similar, que incluye también protección contra parvovirus, adenovirus y parainfluenza. En todos los casos, se trata de vacunas de virus vivo modificado, que simulan una infección controlada para estimular el sistema inmune sin causar la enfermedad.
Al introducir una versión atenuada del virus, el organismo del cachorro produce anticuerpos específicos que quedan registrados en su memoria inmunológica. Así, si el perro entra en contacto con el virus real en el futuro, su sistema inmunológico estará preparado para neutralizarlo rápidamente.
En cachorros que aún tienen anticuerpos maternos circulando, estos pueden interferir parcialmente con la acción de la vacuna. Por eso se administra una serie de dosis espaciadas, aumentando progresivamente la probabilidad de una respuesta inmunitaria efectiva.
Errores comunes que afectan la eficacia de la vacunación
¿Tu cachorro aún no ha sido vacunado?
Aprende sobre los anticuerpos maternos y cómo interfieren en la vacunación para entender por qué el momento correcto es clave.
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Uno de los errores más frecuentes es creer que una sola dosis basta para proteger al cachorro. La vacunación contra el moquillo requiere una serie completa, con la última dosis aplicada en el momento correcto. Si se interrumpe el esquema antes de tiempo, el cachorro puede quedar desprotegido justo cuando más lo necesita.
Otro factor que puede afectar la eficacia es el mal manejo del biológico. Las vacunas deben mantenerse refrigeradas y reconstituirse justo antes de la aplicación. Si se almacenan a temperatura ambiente o se preparan con demasiada antelación, pueden perder su efectividad. Por eso es fundamental que el proceso de vacunación se realice en clínicas veterinarias con personal capacitado y protocolos adecuados de conservación.
Qué hacer después de cada aplicación
Después de cada dosis, es importante observar al cachorro durante al menos treinta minutos en la clínica, ya que aunque poco comunes, pueden presentarse reacciones adversas leves como inflamación en el sitio de inyección, fiebre o decaimiento temporal. En la mayoría de los casos, estos efectos desaparecen en pocas horas sin necesidad de intervención.
Durante los días siguientes a la vacunación, se recomienda evitar exponer al cachorro a situaciones de estrés, paseos largos o contacto con perros desconocidos. El sistema inmunológico necesita tiempo para asimilar la vacuna y producir los anticuerpos necesarios. Una sobrecarga durante este periodo puede dificultar el desarrollo de la inmunidad deseada.
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¿Qué pasa si no se vacuna a tiempo?
Los cachorros no vacunados están completamente expuestos al virus del moquillo. Basta un paseo por la calle, el contacto con otro perro portador o la visita a un entorno contaminado para que se produzca la infección. En estos casos, la enfermedad suele avanzar con rapidez y puede provocar la muerte en pocos días, especialmente si el cachorro tiene menos de tres meses.
Además del riesgo inmediato, omitir o retrasar la vacunación deja al cachorro vulnerable a lo largo de toda su vida, ya que no desarrolla una memoria inmunológica sólida. Incluso si logra sobrevivir a una infección natural, las secuelas neurológicas o sistémicas pueden ser permanentes.
Preguntas frecuentes sobre vacunación de moquillo en cachorros
¿Es seguro vacunar a un cachorro de seis semanas?
Sí, especialmente si no ha recibido anticuerpos suficientes de la madre. En entornos de alto riesgo, se puede iniciar incluso antes con vacunas intranasales.
¿Cuántas dosis necesita un cachorro para estar protegido?
Generalmente entre tres y cuatro, dependiendo de la edad de inicio y del protocolo del veterinario. La última dosis es la más importante.
¿Qué pasa si se olvida una dosis o se retrasa?
Es importante consultar al veterinario para reiniciar o reprogramar el esquema. Un retraso significativo puede afectar la eficacia de la inmunización.
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